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Eutanasia en el Perú – Por una MUERTE DIGNA

En el Perú, la medicina ha avanzado a pasos agigantados, permitiendo prolongar la vida en situaciones que antes eran imposibles de imaginar. Sin embargo, la legislación no ha evolucionado al mismo ritmo, especialmente en temas tan complejos y sensibles como la eutanasia. Mientras otros países abren paso al derecho a morir con dignidad, en nuestro país el debate sigue siendo tabú, relegado por prejuicios religiosos, desinformación o temor político. Hoy más que nunca, es momento de poner sobre la mesa una discusión honesta y responsable sobre la necesidad de una ley de eutanasia en el Perú.

 

¿Qué es la eutanasia y por qué hablar de ella?

La eutanasia es la intervención médica deliberada para poner fin a la vida de una persona que padece una enfermedad incurable y que sufre de manera constante, insoportable y sin posibilidad de alivio. Se realiza siempre con el consentimiento del paciente. Es un acto de compasión, no de abandono. En países como Países Bajos, Bélgica, Canadá, Colombia y España, la eutanasia está regulada y se aplica bajo estrictos marcos legales y éticos.

En el Perú, sin embargo, la eutanasia no solo carece de regulación, sino que está penalizada bajo el artículo 112 del Código Penal, que establece penas de hasta tres años de prisión para quien cause la muerte por compasión, aunque con atenuación si hay consentimiento del paciente.

¿Por qué urge una ley de eutanasia?

  1. El sufrimiento prolongado e irreversible

Miles de peruanos enfrentan enfermedades terminales, neurodegenerativas o dolor crónico intratable. En muchos casos, los cuidados paliativos, si bien importantes, no logran eliminar por completo el dolor ni restablecer la dignidad del paciente. En estos escenarios, la vida se convierte en una agonía. Obligar a una persona a seguir viviendo en estas condiciones no es un acto de amor, sino una forma de tortura pasiva, muchas veces basada en creencias personales ajenas al sufriente.

  1. El derecho a decidir sobre el propio cuerpo

En una sociedad democrática, el principio de autonomía es fundamental. La persona tiene derecho a decidir cómo vivir y, en casos extremos, también cómo morir. No se trata de promover la muerte, sino de reconocer que, cuando no hay más vida posible con dignidad, la persona debe poder elegir sin que el Estado, la religión o la familia le impongan una carga insoportable.

  1. No es egoísmo dejar ir, es amor

Uno de los mayores argumentos en contra de la eutanasia es el afecto de los familiares, que no desean ver morir a sus seres queridos. Sin embargo, muchas veces el egoísmo está en mantener con vida a una persona que sufre, solo por no saber decir adiós. El amor verdadero está también en respetar la voluntad del otro, incluso si eso implica su partida. Aferrarse al cuerpo cuando el alma ya no desea estar es una forma de prisión emocional.

  1. Evitar prácticas ilegales y riesgosas

Al no existir una ley, algunas personas optan por soluciones clandestinas, dolorosas y hasta traumáticas para sí mismas y sus familias. Una ley permitiría que el procedimiento se realice de manera controlada, con supervisión médica, apoyo psicológico y total transparencia.

Marco legal internacional: ejemplos a seguir

  • Colombia es el único país de América Latina que ha despenalizado y regulado la eutanasia. La Corte Constitucional lo hizo posible desde 1997, con sentencias posteriores que desarrollaron el derecho a morir dignamente. Allí, existen protocolos médicos específicos, y no se trata de una puerta abierta al suicidio asistido, sino de una opción controlada y humanitaria.

  • España, en 2021, aprobó una de las leyes más avanzadas en esta materia, permitiendo la eutanasia y el suicidio asistido para personas con enfermedades graves e incurables, que lo soliciten de manera reiterada y libre.

Estos países han demostrado que es posible legislar con responsabilidad y respeto, sin deshumanizar la medicina ni poner en riesgo a los más vulnerables. Al contrario, han fortalecido el vínculo entre el paciente, su familia y el sistema de salud.

¿Cómo podría aplicarse una ley en Perú?

Una Ley de Muerte Digna o de Eutanasia en Perú debería incluir:

  • Un marco estricto de control médico y psicológico.

  • Mecanismos de verificación de la voluntad del paciente (reiterada, consciente y libre).

  • La autorización previa por parte de un comité médico y ético.

  • Salvaguardas contra cualquier forma de presión externa.

  • Respeto absoluto por quienes se nieguen a participar por objeción de conciencia.

Además, podría incluir disposiciones específicas para personas con enfermedades incurables, estados de sufrimiento irreversible o dependencia absoluta, siempre con el consentimiento del paciente.

Un llamado a los legisladores: valentía y empatía

El Congreso de la República tiene la responsabilidad de legislar para todos los peruanos, no solo desde el dogma o la tradición, sino también desde la empatía y la justicia. Necesitamos representantes que escuchen a quienes sufren, que se atrevan a impulsar una ley que no mata, sino que dignifica el último suspiro.

Una iniciativa legislativa sobre eutanasia no promueve la muerte, promueve la libertad. No impone, ofrece una opción para aquellos que la necesiten. Así como defendemos la vida desde la concepción, también debemos defender la vida con calidad, no solo con duración.

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